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Voces detrás de un accidente aéreo

“Primero escuché un impacto, un fuerte ruido, luego un calor intenso llenó todo el salón y volteé para mirar. Me costó reaccionar al ver una avioneta estrellada en el parque, fue muy confuso”

Es lo primero que evoca Marisol Pascual acerca del accidente aéreo ocurrido en la ciudadela Sauces 1, el martes 18 de octubre del presente año (2022). Ella es una guatemalteca de 34 años que recientemente labora en la 4ª etapa de la ciudadela Alborada, en el salón de estética Afros & Lisos ubicado frente a la casa junto a la cual cayó la aeronave. Curiosamente – aunque lo reconoce comprensible – ni el operador de la central 911 ni los bomberos le creyeron inicialmente al informar sobre el accidente: “Yo les repetía ´Sí, una avioneta se estrelló en frente a mi local´, y me decían ´ ¿Cómo así un avión en el parque? ´. Pero luego me pidieron la ubicación y no tardaron en venir”.



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Imagen tomada del diario El Universo

Fue alrededor de las 15:34 de aquel martes cuando una aeronave Cessna C206 que cubría la ruta Manta-Guayaquil se estrelló en un parque, impactando el costado de una vivienda y derribando un poste de alumbrado público. El suceso de lo más inverosímil fue captado por un ciudadano cuyo video se volvió viral en redes y fue incluso compartido por la prensa. 

Tras el accidente la incertidumbre se apoderó de Marisol, quien al encontrarse sola en su primer día de trabajo no supo cómo cerrar la pesada cortina enrollable y salir en busca de ayuda. Los policías presentes no respondían a su llamado y optó por tomar una escoba para bajar la puerta.



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Julio Moreira, morador de Sauces 1

A sólo unos metros de distancia, pero adyacente a la colisión, Julio Moreira de 88 años vivió la impresión más grande que ha experimentado en su vida. Él es morador de Sauces 1 desde hace cincuenta años y afirma nunca haber vivido un susto de esa magnitud. Desde su puerta me relata: “Sí, yo lo vi aquí – señala frente suyo – sentí la máquina que me hacía “rum-rum” ese ruido extraño. Yo vi cuando la llanta se enganchó en el techito ese – apunta a una casa diagonal a la suya, en la Alborada 4ª Etapa –. Ahí se le salió la llanta y cayó. Me asusté y me metí a ver a mi hija, y salí con ella”

Don Julio me comenta que en su casa mantuvo por años un modesto taller de radios, y culpa a la tecnología de quitarle su medio de subsistir porque “ya nadie arregla lo viejo, todo es música por los nuevos aparatos”. Se refiere sin duda a celulares y computadoras. Por ello optó por jubilarse y desde que falleció su esposa, pasa las tardes en solitario en el portal de su casa, en el área del antiguo taller cuya pared lateral sufrió el impacto de la avioneta.

Aquel martes tras el susto inicial salió a la calle junto a su hija que se encontraba en casa, los vecinos le ayudaron a sacar a sus dos perros fuera del peligro y luego le llevaron a un negocio aledaño donde se pudo sentar para recuperarse, pues le habían empezado a fallar los sentidos y el humo no le permitía ver bien.

Cuenta que mientras recuperaba el aliento notó que una mujer acuclillada ante él intentaba calmarle ofreciéndole agua con azúcar. Con amables palabras le alentaba a recuperar fuerzas, al recobrar la visión notó que era la alcaldesa Cinthya Viteri.

Alrededor de la zona de impacto se multiplicaron los curiosos mientras los bomberos y rescatistas emprendían de inmediato la labor de saneamiento del terreno y remoción de escombros. Al día siguiente toda el área estuvo totalmente limpia de residuos y un día después, Marisol pudo abrir las puertas de su negocio. El parque presentaba una nueva capa de pintura y de la avioneta estrellada sólo quedó la sombra en el concreto.


“¿Siente temor ahora al oír pasar un avión?” – le pregunto a Marisol. Ella me responde: “Pocos días después del accidente pasaba por el aeropuerto y vi un avión despegar, al instante pensé ¡Por favor, que no se caiga!”.

Una nerviosa sonrisa se esboza en su rostro y presiento que la completa tranquilidad no es aún una sensación presente en el sector.



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Fachada lateral del hogar de Julio Moreira un mes después del accidente.

Pregunto a don Julio si me es posible conversar con su hija y su respuesta es tajante: “Ella ya no quiere hablar ¡Tanta gente ha venido, todos los canales han venido, llegan molestan y se van! Nadie hace nada”. Indago un poco más y accede a detallar mientras señala la pared del cerramiento afectada: “Todos esos bordes se dañaron. La candela quebró todos los vidrios por el calor. Ella me dijo – se refiere a la alcaldesa y emula el ademán de palpar la mejilla a un niño– ´ No se preocupe que yo le voy a arreglar y pegar una pintadita a la casa´. Pero hasta la fecha…”

Su mirada luce cansada al pausar el diálogo, y los perros que le acompañan le exigen atención con fuertes ladridos. Julio me mira con resignación y manifiesta: “Es mi casa, no tengo dónde ir”. Tras ello se disculpa y dirige su lento caminar al interior de su vivienda seguido por sus fieles acompañantes. La puerta se cierra tras él y me despido de Julio Moreira.


 Marisol es muy clara al manifestar que no piensa en cambiarse de lugar de trabajo, los

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Marisol Pascual.

vecinos han sido muy amables con ella y la clientela ha aumentado. Como curiosidad me cuenta que cuando detalla su dirección a un cliente siempre termina diciendo “frente al parque donde cayó la avioneta. ¡Es que ahora es motivo de risa!”.

Yo le pregunto: “¿Y qué fue lo primero que sintió al ver la catástrofe?”. Su respuesta es: “Lo primero que pensé fue en grabar un video con mi celular, y fue lo primero que hice”. Ante mi inevitable gesto de duda, aclara: “¡Es que después mi marido no me creía!”. Y su risa evidencia aquella inmediata afición humana de grabarlo todo alrededor. La curiosidad me lleva entonces a preguntarle: “¿Le creería a quien le cuente que vio un OVNI aterrizar en un parque?”. Ella responde muy seria y enfáticamente: “NO”.



NOTA DEL AUTOR:

Este artículo fue escrito el 26 de noviembre del 2022 como tarea para la materia de Crónica en la Universidad de las Artes de Guayaquil. Al momento de su redacción, la casa de Julio Moreira presentaba los daños que constan en la foto de esta entrada. Fue restaurada justo antes de la Navidad de ese año.

Suelo caminar por el sector y siempre veo a don Julio en su área de descanso (el antiguo taller), aquel espacio junto al cual cayó una avioneta quebrantando la quietud de su tarde.



2 comentarios

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Invitado
28 ago 2024
Obtuvo 5 de 5 estrellas.

Qué buen artículo! Ahonda en los sentimientos de quienes vivieron tan terrible evento!

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demiansebastian
demiansebastian
16 dic 2024
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¡Muchas gracias por tu apreciación y comentario!

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