“Yo sigo en bici”. El desafío de pedalear en Guayaquil
- demiansebastian
- 26 mar 2024
- 8 Min. de lectura
Actualizado: 18 abr 2024
“Mucha gente me repite: ‘¿Cómo puedes salir en bici?’ —me comenta Diana Patiño Flor, guayaquileña de 40 años— “Me lo preguntan porque las mujeres enfrentamos acoso callejero así camines, corras o vueles. A mí me pitan con frecuencia y siempre escucho vulgaridades, conozco chicas a quienes se les han acercado sólo para tocarles de modo indebido”.
Diana se moviliza todos los días en bicicleta desde el año 2011 a pesar de las dificultades como el acoso, el asedio de la delincuencia o la irresponsabilidad de quienes conducen en esta ciudad.
Este artículo se enfoca en dos valientes mujeres ciclistas de la ciudad de Guayaquil y las causas y motivos que les impulsó a tomar el manubrio como declaración de resiliencia urbana.

Diana luce como alguien que frecuenta el gimnasio o que practica box por el volumen muscular de sus brazos, pero eso no le exime de riesgos: “En el bus está el peligro de la delincuencia, más el acoso, y el viaje tarda mucho por la extensa ruta que cubren. Los taxis cobran de modo excesivo y también es riesgoso. En bicicleta me siento más segura, como en una burbuja, además llego más rápido a mi destino”.
Nuestra ciudad puede llegar a ser muy agobiante, y las amenazas de dirigirse desde un punto hacia otro son innumerables. Pese a ello, numerosas personas eligen movilizarse en bicicleta ya sea para reducir la contaminación ambiental, la sobrepoblación vehicular, o mejorar la salud física.
Pero, aunque esta elección responde a la búsqueda de un cambio positivo; coloca a los ciclistas en el objetivo de constantes peligros en una urbe que no está construida –ni adaptada mentalmente– para compartir la vía con quienes pedalean.
Fiorella Campodónico de 29 años es estudiante de la Universidad de las Artes, en donde cuenta con un parqueo exclusivo para bicicletas con vigilancia durante toda su jornada de estudios. Ella sabe que su bicicleta siempre estará segura, no obstante; los riesgos suelen presentarse durante su recorrido desde la ciudadela Centenario hasta el centro de la ciudad y viceversa.

Fiorella irradia alegría en nuestro primer contacto, sus ojos pardos destellan con la luz del sol; pero su semblante cambia al hablar del tránsito en la ciudad.
“Lo que se conoce como camaronada no es más que indiferencia hacia el peatón o ciclista. Hay gente que no sabe manejar, pero también quienes no consideran a los demás y omiten el uso de señaléticas antes de girar o rebasar, no respetan los semáforos o pasos peatonales, no priorizan al peatón. Es una total ignorancia”.
Reconoce lo difícil de pedalear en Guayaquil, pero considera que es un acto necesario para combatir viejos estigmas como el pertenecer a un “sexo débil”, además lo considera un gesto de libertad aún ante la adversidad. Fiorella continúa:
“Existe mucha inseguridad y acoso que va más allá del simple morbo, muchas veces me gritan o hacen señas y sonidos. Una vez un sujeto pasó en moto a mi lado y se atrevió a tocarme, casi me desestabiliza, ¡me enfureció muchísimo! Pero también sentí temor de que puedan simplemente agredirme y botar de la bici. Existe mucha vulnerabilidad al salir en bicicleta”
Por otro lado, piensa que hay muchos motivos para elegir este tipo de transporte, y detalla: “Reducir la contaminación ambiental, el daño climático que generan los autos, la espera de la metro o el bus y sus incomodidades. Son horribles las condiciones en esos transportes, es una energía muy pesada cuando la gente vuelve del trabajo. Yo vuelvo a casa en bici cansada pero no me siento consumida, me siento muy bien”.
Diana optó por la bicicleta como movilidad exclusiva desde hace doce años, ella recuerda que fue un proceso gradual:
“Nunca tuve auto ni moto, y la decisión de tomar la bici como medio de transporte fue el deseo de autonomía, libertad. Empecé a usarla para ir al centro comercial, hacer compras o reunirme con amigas. La bici entró a mi vida de manera sutil y empecé a ampliar el perímetro de distancia. Desde recorridos de 15 minutos fui conociendo y ampliado las rutas en cuestión de meses”
En Guayaquil se aprobó en el año 2020 la primera Ordenanza del uso de la bicicleta gracias a numerosas iniciativas de colectivos de movilidad sostenible como Libre Actividad. Su principal objetivo fue “planificar, regular, gestionar e incentivar la movilización de las personas a través del uso de la bicicleta”. Y una de sus disposiciones es la pirámide invertida de movilidad en la cual se posiciona al peatón en la base superior como mayor prioridad, seguido de bici usuarios, vehículos de emergencia, transporte público y finalmente los autos particulares y motocicletas.

Esto significa que todo vehículo debe ceder el paso ante un peatón en primer lugar, considerar siempre esta importancia. Pero en la práctica parece que los automovilistas interpretan esta obligatoria norma de manera inversa: se movilizan como si estuviesen designados con la mayor prioridad en las vías. No se evidencia la preferencia al peatón o ciclista, y es muy usual la ausencia de señales de advertencia en la mayoría de quienes conducen un auto.
“Los conductores sólo se miran entre ellos, pero ni se respetan –señala Fiorella–. Es una cuestión muy absurda, como quien rebasa a quién, cuál auto es más grande, es como esa actitud masculina de presumir quién la tiene más grande. Muchos no salen de ese eje del ‘yo’, la inconsciencia y egolatría les impide ver al resto de personas. Deben reconocer y respetar la existencia de los demás, sólo así desarrollarán respeto a peatones y ciclistas”.
“Todo ciclista en Guayaquil porta el estigma de “ser un estorbo” —increpa Diana— no nos consideran parte del tránsito. Nos cierran, se nos cruzan sin respeto, no rebasan con la distancia que debiera ser. Aceleran tan cerca nuestro hasta casi tumbarnos, muchas veces a propósito”
Es evidente cómo se manifiesta también la violencia de género sin ninguna consideración, y las ciclistas son un objetivo por su intromisión en las calles (el dominio masculino). Los agresores se sienten en derecho de vejar a quien invade sus territorios, y en esta práctica producen mucho daño colateral.
En nuestro país se han reportado 300 muertes relacionadas con accidentes de tránsito entre los años 2004 y 2017, acorde al análisis descriptivo presentado en el año 2021 por el investigador Esteban Ortiz, cuya finalidad es dar a conocer la realidad del país en términos de mortalidad relacionados con accidentes de tránsito. El estudio revela que el 0,68% de muertes por imprudencia vehicular corresponde a víctimas ciclistas, las cuales son más frecuentes en zonas urbanas.
Ortiz evidenció que la causa principal de muertes por accidentes de tránsito se inscribe así: “Un ciclista fallece por causas inespecíficas”.
¿No existe acaso un proceso de esclarecimiento para estos casos? Parece que no.
Hasta el año pasado (2022) se implementaron en la ciudad 21,56 kilómetros de ciclovía que permiten conectar el suroeste y sur de la ciudad con el centro,[5] como la que une la Av. del Bombero con el Malecón Simón Bolívar. Hay otros circuitos como el de la Av. Isidro Ayora al Parque Samanes, o las vías pintadas en la Av. 9 de octubre o la calle Carchi.
Sin embargo, en la mayor parte de estas ciclovías no está presente la debida separación de carril que permita una completa seguridad al ciclista, y es muy común ver autos parqueados encima, de ahí que la vulnerabilidad sea un riesgo constante para quienes se movilizan por este medio. La única ciclovía que está realmente separada del espacio vehicular con reja de seguridad se encuentra en la Av. Delta junto a la Universidad de Guayaquil; pero son sólo 700 metros que no conectan con ninguna otra vía.
Los ciclistas comparten las vías con autos casi siempre de modo conflictivo, y Fiorella reconoce que la ausencia de verdaderas ciclovías es un gran riesgo, ya que “pese a estar marcada en diversos sectores, es como si no existiese. Somos irrelevantes para la mayoría de los conductores”.
¿Qué necesita nuestra sociedad para aprender a coexistir? ¿Podremos alguna vez emular el progreso de movilidad sostenible que se vive en Copenhague? La capital de Dinamarca se ha posicionado desde hace muchos años como la ciudad ciclista por excelencia, en donde el 59% de los habitantes usan la bicicleta como medio de transporte habitual. El gobierno danés ha medido desde 1995 el número de ciclistas y de acuerdo con Michael Colville-Andersen, experto en diseño urbano:
“Los dirigentes locales tomaron en serio la movilidad. Aquí contemplaron el ciclismo urbano de manera pragmática, como una solución. Se creó una red integral y cohesiva de ciclovías protegidas que alcanzan los 1.000 kilómetros, formando una red que permite a los ciudadanos llegar pedaleando a cualquier lugar. La bicicleta es la forma más rápida de moverse por sus calles”.
¿Qué diferencia a las autoridades de Guayaquil con sus pares en Copenhague? ¿Qué hace falta en nuestro medio? Diana opina: “Ahora tenemos más parqueos para bicis que antes de la pandemia, pero hacen faltan ciclovías que conecten la ciudad, vías funcionales para recorrerla toda. Pero por más estructura que haya, mientras el conductor siga pensando que estorbamos, seguiremos igual. Necesitamos educación y dejar de darle tanta importancia al vehículo”.
“Siendo ciclistas somos conscientes del peligro de salir a pedalear —agrega Fiorella— y los conductores deben concientizar sobre ello también. Se les debe educar porque ellos pasan por encima de quien sea”
Pregunto entonces: ¿Qué te motiva a seguir pedaleando? Diana responde con una amplia sonrisa: “Es increíble la cantidad de tiempo y dinero que te ahorras en bici. Ganas salud, vida, actitud positiva. ¡Yo me he encontrado plata andando en bici! Y un par de personas han empezado a usar la bici al ver cómo lo vengo haciendo tanto tiempo. Mientras más lo hagan y empecemos a exigir una ciudad amigable con el ciclista, lo vamos a obtener”.
Fiorella asume una postura reflexiva: “Pedalear es un acto que no se debe dejar. Tiene un impacto muy grande en las otras personas. Cuando me muevo en bici y veo a los demás atrapados en metro vía pienso en ese contraste, y en que ojalá alguien más considere la importancia de usar la bicicleta y abandone ese sistema de transporte tan lento, deficiente y nefasto. Pedalear puede ser un gesto pequeño, pero bastante revolucionario” —concluye con firmeza.
“Me di cuenta de que en bicicleta tengo libertad e independencia —agrega Diana— lo disfruto de verdad. Descubro y percibo un Guayaquil diferente cuando salgo en bici, reconozco los diferentes sonidos y olores. ¡Si huelo pan caliente créeme que me bajo de una!”
Nuestra conversación se torna más casual y Fiorella añade:
“Yo no tengo recursos para mantener un auto, no lo considero meritorio para uso diario. Y el gasto entre bus y metro a la larga se eleva mucho. ¡Hay un montón de motivos para andar en bici!” –Veo entonces la sonrisa volver a su rostro.
Reconozco que tiene razón. Siendo ciclista frecuente desde el año 2015 he notado que, pese a las dificultades y riesgos es mucho más saludable y beneficioso pedalear que depender siempre del transporte público. Pero, aunque se observa un incremento de usuarios y contamos con algo de infraestructura, aún falta mucho en nuestra ciudad para que podamos experimentar la ansiada seguridad que se vive en Copenhague.
Debemos lograr un cambio gradual a gran escala que empiece con la tolerancia y respeto mutuo, el compromiso con una sociedad en progreso más habitable y dejar atrás los prejuicios.
“Y al que no le guste –concluye Diana– sabe qué, usted siga su camino que yo sigo en
bici”.

NOTA DEL AUTOR: Este artículo fue escrito el 11 de junio del 2023 para la materia Periodismo cultural en la Universidad de las Artes (Guayaquil - Ecuador).
FUENTES:
Andar en bicicleta en Guayaquil, un sueño que aún es un peligro. Diario Primicias: https://www.primicias.ec/noticias/sociedad/ciclismo-guayaquil-bicicleta-peligro-educacion/
Esta es la Ordenanza que regula el uso de la bicicleta y vehículos de micromovilidad en Guayaquil. Masa Crítica (8 de diciembre 2020). https://masacriticaguayaquil.com/2020/07/28/ordenanza-que-regula-el-uso-de-la-bicicleta-y-los-vehiculos-de-micromovilidad-en-la-ciudad-de-guayaquil/
En Ecuador han muerto 300 ciclistas en la calle entre 2004 y 2017. Diario Primicias (2 de agosto 2021): https://www.primicias.ec/noticias/jugada/estudio-accidentes-transito-ciclistas-ecuador/
Ciclovía, un anhelo que en Guayaquil ya se ha plasmado a lo largo de 21 kilómetros; aficionados la consideran una deuda pendiente. Diario El Universo (21 de mayo 2022): https://www.eluniverso.com/guayaquil/comunidad/ciclovia-un-anhelo-que-en-guayaquil-ya-se-ha-plasmado-a-lo-largo-de-21-kilometros-aficionados-la-consideran-una-deuda-pendiente-nota/
La arraigada cultura ciclista de Copenhague. Maillot (3 de noviembre 2021): https://www.maillotmag.com/afondo/la-arraigada-cultura-ciclista-de-copenhague
Copenhague en bicicleta: la tierra prometida. Ciclósfera (4 de noviembre 2018): https://ciclosfera.com/a/copenhague-bicicleta-la-tierra-prometida
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